Nunca volverán
aquellos días de verano
en la playa de Port Bò.
Ni las noches estrelladas
del embarcadero abandonado
de Platja Fonda,
donde las cañas invisibles al cielo apuntaban
y las boyas brillantes
su posición en la negrura delataban.
Ya no bailarán juntos nuestros cuerpos,
tan ligeros como antes,
en las plazas empedradas.
Ya no navega la barquita de madera
entre las olas amables,
en la misma playa el amarre;
descansan en la arena.
Ya no cómo melocotones amarillos
de igual sabor,
no habrá otros como aquellos,
refrescantes bajo el calor.
Ya no quedan caracolas
que guarden el sonido de las olas
que buscar entre las dunas,
entre la arena caliente y pura.
Ni aquel día que llovía
de repente agua sobre agua
el mar caliente
la lluvia fría
el alma valiente siente
y sabe de repente
que el momento lento
perdurará para siempre.
A veces los recuerdos que te atormentan acaban siendo los que te liberan. Cuando hechas de menos a alguien que sabes que no te hecha de menos, y sabes que nunca será recíproco, dejas de echar de menos a la persona para echar en falta el momento o el lugar. El recuerdo se convierte en una parte de tu pasado que hace que hoy seas la persona que eres. Acaba siendo una parte de ti que guardas en una cajita en tu interior, como un souvenir del pasado al que tienes mucho cariño. Es cuando deja de doler, cuando te das cuenta de que aunque ya no volverá, has vivido la experiencia y la recuerdas, porque sabes la importancia que tiene (o tuvo) y por eso no dejas que caiga en el olvido.
ResponderEliminarMe encanto el blog, los recuerdos son olvidos con paciencia...
ResponderEliminarMas que olvido, yo diría que se transforma. El recuerdo se distorsiona con el paso del tiempo, haciéndolo más fuerte o más débil, conformando un pasado idealizado (para bien o para mal) que nos permite entender el presente. Que nuestro pasado nos prepare para el futuro ya es otra cosa...
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, me anima a seguir escribiendo.
A mi tía Maria, a la que guardo con cariño en el corazón para siempre, porque ella hizo de los veranos de la infancia lo que son, veranos de la infancia, los mejores de mi vida.
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