Que guapa! Que guapa! Y la pena que
lleva por dentro, no lo sabe nadie. Tan guapa y tan triste, tan
triste, triste... Mira al vacío y se ve a sí misma, pero luego
nunca se fija cuando pasa por delante de un espejo, porque ni le
importa ni le da miedo mirarse. En cambio, el vacío que observa con
tanto entusiasmo, ese sí que le da terror. Ahí es donde ella cree
encontrar la verdad de las cosas. Ella cree firmemente que la verdad
te hace libre, pero vete a saber dónde se esconderá la muy zorra,
no hay quien la pille. Y no se cansa, cuando menos lo esperas, le
estas diciendo algo y ella ya se perdió entre el polvo de los
rincones, mirando no se sabe el qué. Y cuando le preguntas no suele
responder, perdida, perdida... pero si responde, cuidado! Nunca sabes
por donde te va a salir y no hay quien la entienda. Ni ella misma lo
sabe, por eso busca y busca con la mirada perdida y aunque mire con
los ojos a un punto indeterminado del espacio, no mira con los ojos,
mira con el alma. De repente se vuelve ciega y mira con el alma. Qué
vera?
Tan guapa, tan guapa... y tan triste.
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