Infinitas luces miraban perplejas
mi tierna cabeza
La lluvia violenta
azota lenta, sedienta
Olor verde aspereza
Color azul pereza
Techo ilimitado
Negro irisado
Suelo redondo
Abismo iracundo
Corazón caliente
Capa valiente
El tiempo juega impreciso
Se contrae y se expande
Se retuerce caprichoso
Su paso indeciso
se pierde y se funde
y se hace costoso
Todos mis colores se mezclan
y nunca se gastan
Son cambiantes y parlantes
Parecen fugaces,
a veces incontrolables,
a ratos interminables
Varios caminos a la vista,
infinitos en la penumbra
La incertidumbre impera
Aunque el pensamiento diserta
exiguo alumbra
A menudo disonante musita
¿Sigo los colores o los caminos,
los sabores o los acertijos?
Mientras las manecillas vuelan
a su antojo, entre blanco y negro
entre parco y ciego
mis regidores se ausentan
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